May 30 2008
Phoenix se posa en el Artico de Marte y envia las primeras imagenes
Tras un viaje de nueve meses, la sonda estadounidense Phoenix se ha posado con éxito en Marte para buscar hielo en los polos del planeta rojo e indicios químicos de una potencial forma de vida primitiva. La Phoenix, que fue lanzada el 4 de agosto de 2007, es la primera nave que se posa en el ártico marciano.
Después de recorrer 679 millones de kilómetros, la sonda ha entrado en la alta atmósfera de Marte a una velocidad de 21.000 kilómetros por hora, para iniciar un descenso peligroso antes de aterrizar suavemente siete minutos después, ha informado el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL), en Pasadena, California.
“Ha tocado superficie suavemente, de acuerdo con lo previsto”, han indicado los responsables de la misión entre aplausos y el júbilo del equipo del JPL al comprobar que la nave había superado los denominados “siete minutos de terror”.
Phoenix desplegó sus dos antenas solares unos 20 minutos después del aterrizaje, tras dejar reposar el polvo para evitar que manche los paneles solares. La primera imagen enviada por la nave, una en que se mostraban sus antenas solares deplegadas, ha llegado a la Tierra dos horas más tarde.
Al igual que sus predecesores, la Phoenix ha usado un escudo térmico para frenar la velocidad de entrada en la atmósfera marciana. A continuación, a diferencia de otras sondas marcianas, la nave ha encendido sus cohetes retropropulsores que le han permitido posarse con suavidad sobre sus tres pies, en la región de Vastitas Borealis, llano circumpolar.
Desde el comienzo de la exploración de Marte en los años 70, la mitad de las sondas enviadas al planeta no lograron posarse en él. En diciembre de 1999, el ambicioso proyecto de la Mars Polar Lander se convirtió en desastre cuando perdió el control a gran altitud y se estrelló sin remedio. Nueve años después, la nave automática Phoenix rescata de las cenizas las aspiraciones espaciales al respecto.
El largo vuelo del Phoenix
El 4 de agosto de 2007 Phoenix fue lanzada al espacio desde Cabo Cañaveral (Florida, EEUU), a bordo de un cohete Delta II, con la misión de verificar la existencia de hielo cerca de la superficie de Marte. Otro de los objetivos era analizar las propiedades del material en contacto con el agua helada, determinar si el agua se ha derretido, supervisar el clima polar y el cambio de estaciones, y buscar en el hielo de Marte señales de vida.
Con 350 kilogramos de peso, la cápsula Phoenix, debe el nombre al pájaro mitológico que renace de sus cenizas, ya que utiliza la estructura del Mars Surveyor Lander cancelada en 2001, después de que en 1999 la nave Mars Polar Lander se desintegrara en la atmósfera de Marte. Con energía proporcionada por sus propios paneles solares, la nave Phoenix con un brazo robótico de 2,5 metros para recoger muestras, medirá una vez apoyada en la superficie de Marte sobre sus tres patas, 5,50 metros de un extremo a otro.
La misión Phoenix tiene un coste de 420 millones de dólares y es una colaboración internacional en la que participan el JPL y la estadounidense Lockheed Nartin Space Systems en la dirección del proyecto, y la Universidad del Estado de Arizona, en colaboración con la Agencia Espacial canadiense, el Instituto alemán Max Planck, y las Universidades suizas de Neuchatel y Basilea, y de Copenhague en la dirección científica.
Phoenix envía sus primeras imágenes
La sonda Phoenix, tras posarse con éxito en el polo norte de Marte, ha comenzado a enviar las primeras imágenes de la superficie del planeta rojo que han sido calificadas por el equipo de la NASA de ‘absolutamente hermosas’.
La sonda, después de haber tocado superficie, desplegó sus paneles solares y dos horas después envió las primeras 50 imágenes de prueba desde Marte, la mayoría de su propia estructura, confirmando así que había llegado salva a su destino.
Las imágenes muestran una superficie plana, seca y rojiza, que está limitada por líneas rectas en forma de polígono.
‘Vemos la ausencia de rocas como esperábamos, vemos los polígonos que hemos visto desde el espacio; no vemos hielo en la superficie pero pensamos que lo veremos por debajo de la misma; me parecen estupendas’ (las imágenes), dijo Peter Smith de la Universidad de Arizona y principal investigador de la misión Phoenix.
Después de haber superado con el aterrizaje el momento clave de la misión, la sonda afronta ahora un nuevo reto: el de usar por primera vez, aunque no antes del martes, su brazo robótico.
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