Mar 15 2016
UNA PESADILLA SIN FIN: NO AL ACUERDO DE ESTAMBUL
Unos 3,7 millones de niños sirios han nacido desde que hace ahora cinco años estallara el conflicto en su país y por tanto no han conocido otra cosa que las bombas y las privaciones que conlleva una guerra, según ha denunciado en un informe publicado este lunes el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF).
De este total, 2,9 millones de niños menores de 5 años siguen aún en Siria, mientras que otros 811.000 están refugiados en los países vecinos. En el caso de más de 151.000 de ellos, nacieron ya como refugiados.
“Para los 3,7 millones de niños sirios nacidos desde que comenzó el conflicto, cinco años son literalmente una vida, una vida en la que han conocido poco más que violencia, privación e incertidumbre”, lamenta el director ejecutivo de UNICEF, Anthony Lake, en el informe.
“¿Qué vamos a decirles a ellos y a todos los niños de Siria? ¿Que no nos importa si se convierten en una generación perdida, por la falta de educación y de buena salud que les afectará en los próximos años?”, se pregunta. “No podemos devolver los preciosos años de infancia arrebatados por esta guerra brutal, pero podemos y debemos evitar que sus futuros también sean robados”, reclama, “por ellos y por el futuro de Siria”.
Según los datos de UNICEF, más de ocho millones de niños dentro de Siria y en los países vecinos necesitan asistencia, unos dos millones no tienen acceso regular a la misma y más de 200.000 viven bajo asedio. Desde el año 2013, la ONU no tiene datos verificados sobre el número de víctimas mortales, pero hasta esta fecha estima que más de 10.000 niños habían perdido la vida.
“Ningún lugar es seguro para los niños en Siria. La violencia se ha convertido en algo común, golpeando las casas familiares, los patios de recreo, las escuelas, los parques y los lugares de oración”, denuncia UNICEF en su informe.
VIOLACIONES DE LOS DERECHOS DE LOS NIÑOS
La agencia de la ONU ha podido verificar durante 2015 casi 1.500 graves violaciones contra menores, incluido asesinato, mutilación, reclutamiento o secuestro, entre otros. De ellos, 400 casos fueron de niños muertos y casi 500 de mutilados.
Uno de los asuntos que más preocupa a UNICEF es el incremento en el reclutamiento de menores por parte de las partes en el conflicto. Según el informe, durante los primeros años, se reclutaba principalmente a adolescentes de entre 15 y 17 años que desempeñaban una labor básicamente de apoyo.
Desde 2014, sin embargo, se ha constatado el reclutamiento de niños de hasta 7 años, a menudo sin consentimiento de sus padres, y de hecho, más de la mitad de los casos verificados de menores reclutados en 2015 eran menores de 15 años, en comparación con el 20 por ciento un año antes. Además, los niños reciben entrenamiento militar y participan en el combate.
Asimismo, la agencia de la ONU manifiesta su preocupación por la situación en la que se encuentran los niños en las zonas asediadas y pone el ejemplo de Madaya, donde UNICEF y la OMS entraron en enero pasado y encontraron 22 niños menores de 5 años con signos de malnutrición de moderada a severa y dos adolescentes que se estaban muriendo.
A la privación de alimentos y atención sanitaria que suele ir acompañada de vivir bajo asedio, también se suman las consecuencias psicológicas. “Los niños que viven bajo asedio casi tienen que volver a aprender cómo es ser un ser humano”, lamenta el doctor David Nott, un cirujano que ha trabajado en Siria.
FALTA DE EDUCACIÓN
Otra de las graves consecuencias que la guerra ha tenido en los niños de Siria ha sido sobre su educación. Así, UNICEF calcula que la mitad de los niños sirios, unos 2,8 millones, no tienen acceso a educación, entre otros factores porque por ejemplo unas 6.000 escuelas ya no pueden usarse.
Las tasas de escolarización, del 70 por ciento en primaria, han caído a niveles de los años 1980 mientras que la pérdida de capital humano que supondría que estos niños no vuelvan a la escuela se estima en unos 10.700 millones de dólares, lo que equivale a alrededor del 1 por ciento del PIB del país antes de la guerra.
Precisamente, la falta de oportunidades de educación para sus hijos, tanto en Siria como en los países de la región en los que millones de sirios han buscado refugio, es uno de los motivos que les empuja a tratar de llegar a Europa.
“Sin la posibilidad de educación, los padres sirios no ven otra opción que abandonar la región y embarcarse en lo que se ha convertido para muchos en ‘viajes de la muerte’ a Europa”, lamenta el enviado especial de la ONU para la Educación, Gordon Brown, en el informe.
La guerra también ha pasado factura a los servicios básicos como el agua potable, hasta el punto de que el 70 por ciento de los niños no tienen acceso a una fuente de agua fiable, o la atención sanitaria. Según el informe, la mitad del personal sanitario de Siria ha huido del país y solo un tercio de los hospitales están operativos. Antes de la guerra, cada médico se encargaba de 600 pacientes, ahora tiene que hacerlo de 4.000. En el caso de Alepo, se estima que hay diez pediatras para unos 140.000 niños.
Ante todas estas circunstancias, dada la destrucción obvia de empleo como resultado de la guerra, no es de extrañar que, según UNICEF, cuatro de cada cinco personas que aún siguen en Siria vivan en la pobreza, lo que en el caso de los niños se traduce en siete millones.
NO ES DEMASIADO TARDE
Pese a este panorama tan poco halagüeño, UNICEF sostiene que “para los jóvenes sirios de hoy, todavía no es demasiado tarde (…) pero depende de todos nosotros”
Para ello, propone cinco pasos para evitar una generación perdida de niños sirios:
1. Proteger a los niños, acabando con las violaciones de sus derechos y garantizando su seguridad y protección.
2. Levantar los asedios y mejorar el acceso humanitario, algo que UNICEF sostiene que no debe ser “un gesto aislado de buena voluntad” sino algo obligatorio con el fin de hacer llegar ayuda esencial pero también evaluar las necesidad y evacuar a enfermos y heridos.
3. Invertir en enseñanza, algo para lo que los promotores de la ‘Iniciativa ninguna generación perdida’ han reclamado 1.400 millones de dólares al año para apoyar a unos cuatro millones de niños y jóvenes en Siria y los países vecinos.
4. Restaurar la dignidad, lo que pasa según la agencia de la ONU por “desarrollar políticas claras y justas para proteger a los niños y ayudarles a superar el estrés extremo que han sufrido”.
5. Convertir promesas en compromisos, dado que no se están cubriendo los fondos solicitados para atender las crecientes necesidades de los niños sirios. Según UNICEF, en 2015 solo se cubrió la mitad del llamamiento realizado. Para este año, han solicitado 1.100 millones de dólares pero en dos meses solo han recibido 74.